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Desmotivación que no es depresión: cómo reconocerla y superarla

He visto muchas veces cómo las personas confunden desmotivación temporal con depresión. La desmotivación puede aparecer por cansancio, exceso de rutina, falta de propósito o desconexión con lo que hacemos. No es una enfermedad, sino una señal de que algo necesita atención y ajuste.


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1. Reconocer la diferencia

  • Desmotivación: falta de energía o interés temporal, suele mejorar con cambios en tu entorno o tu rutina.

  • Depresión: afecta de manera profunda el ánimo, la energía, el sueño y la percepción de la vida, y requiere atención profesional.

2. Analiza la causa

Pregúntate: “¿Qué parte de mi día me hace perder interés?” Identificar los factores concretos te permite tomar decisiones prácticas para recuperar motivación.

3. Redefine tus metas

Cuando la rutina aplasta la motivación, revisa tus objetivos y ajusta lo que sea necesario. A veces un pequeño cambio en prioridades o en la manera de abordar tus actividades hace una gran diferencia.

4. Encuentra pequeños logros diarios

Celebrar avances, aunque sean mínimos, genera sensación de progreso y reconecta con tu energía interna.

5. Conecta con tu propósito

Recuerda por qué haces lo que haces. Reconectar con el sentido de tus acciones es una de las formas más efectivas de reactivar la motivación.

6. Rodéate de estímulos positivos

Personas, ambientes y contenidos que te inspiren pueden ayudarte a recuperar perspectiva y ganas de avanzar.


La desmotivación no es un fallo personal ni un signo de depresión. Es un aviso para hacer ajustes, reconectar con tu propósito y recuperar tu energía. Atenderla a tiempo te permite seguir avanzando sin que se convierta en algo más profundo.

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